Argentina y la presidencia del G20. Más allá de la retórica: hacia la implementación de una agenda de género verdaderamente inclusiva

El W20 es uno de los grupos de afinidad del G20 más jóvenes: su primera reunión oficial fue en 2015 en Estambul bajo la presidencia turca. Si bien desde entonces su gravitación ha crecido significativamente, los debates en muchos casos se han restringido a cuestiones vinculadas a mujeres en puestos de liderazgo, emprendedurismo, brechas digitales, participación económica y “conciliación” entre la vida familiar y laboral. No es para menos: apenas el 4% de los CEO de las 500 empresas más grandes del mundo son mujeres y solamente el 23% de los cargos parlamentarios son ocupados por ellas. En nuestra región, Michelle Bachelet es hoy la única presidenta y a lo largo de la historia solo 10 mujeres han ocupado ese cargo. En el mundo, la gran mayoría de los países no ha sido gobernados nunca por una mujer y son solo 15 las presidentas o primeras ministras actuales. Del mismo modo, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), solo el 18% de los ministerios del mundo están dirigidos por mujeres.
Si bien los temas que ha tomado el W20 a la fecha, así como los propuestos por nuestro país (añadiendo la inclusión y desarrollo de las mujeres rurales) son relevantes para avanzar en el camino de la igualdad de género, resulta necesario bregar por una agenda feminista muchísimo más amplia e inclusiva en el marco de la construcción de sociedades igualitarias. Hay debates urgentes para muchas mujeres de segmentos vulnerados a quienes estas discusiones y sus resoluciones les resultan ajenas.
Los 9 puntos para una agenda de género verdaderamente inclusiva