Reflexiones acerca del atentado contra Cristina Fernandez de Kirchner

La historia reciente de la democracia argentina está plagada de intentos de magnicidios, todos ellos repudiables, por cierto. Cuando hablamos de historia reciente referimos al período comprendido entre 1983 hasta la fecha.

Política 03/09/2022 Hugo Alberto Campilongo (HAC)
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Fotos Hugo Alberto Campilongo (HAC) @hacfotoclick

Para poner en contexto al lector precisamos que por magnicidio se entiende que hace mención al “asesinato de una persona importante en política por su cargo o poder”, vale decir que no importa si está en funciones o no, aunque es obvio que si se trata de un jefe o vice jefe de estado la conmoción es mayor.

Hecha esta aclaración –que, por cierto- me parecía necesaria, vamos de lleno al desarrollo de la nota. Voy a señalar algunos magnicidios y otros que quedaron en tentativa. 

Caso Pereyra - Cambiasso

El primer magnicidio se dio contra dos reconocidos militantes del peronismo: Osvaldo Agustín Cambiaso y Eduardo Daniel Pereyra Rossi, secuestrados en Rosario y posteriormente asesinados. Los cuerpos se encontraron en la localidad de Zárate el 14 de mayo de 1983, no obstante, el hecho se comunicó tres días después. Las sospechas se dirigieron hacia la policía bonaerense, y luego de un largo juicio recién en 2016 el TOF N° 2 de Rosario logra condenar de manera definitiva a un viejo conocido el ex comisario Luis Patti, conjuntamente con los represores Pascual Oscar Guerrieri, Luis Américo Muñoz y Juan Amadeo Spataro por el secuestro y asesinato de los militantes peronistas Osvaldo "El Viejo" Cambiaso y Eduardo "Carlón" Pereyra Rossi ocurrido en 1983, en plena campaña electoral y lucha por el retorno a la democracia. 

Raul Ricardo Alfonsin

Un caso paradigmático es el del por entonces presidente de la Nación, Raúl Ricardo Alfonsín quien sufrió tres intentos de magnicidio: uno estando en funciones, y los dos restantes apenas había dejado el poder. 

El primero de ellos ocurrió precisamente en la ciudad de Córdoba en el mes de mayo de 1986 en oportunidad en la que el primer mandatario se encontraba en el medio de una visita protocolar al Comando del Tercer Cuerpo de Ejército. Se trató de un artefacto explosivo de gran capacidad colocado en una alcantarilla por donde debía pasar la comitiva presidencial. El hecho le costó el cargo al general Verdura, a quién el periodista y político Guillermo Patricio Kelly –de claro perfil antisemita- le dedico la siguiente frase: “A Verdura lo hicieron pasar por zanahoria”. 

Consultadas distintas agencias de poder y de información se sindicó –off the record- como posible autor material a un armero de la policía de la provincia de Córdoba que por aquel entonces revistaba en la Brigada de Explosivos, cuya sede estaba en la avenida Castro Barros. Se trataría de una persona de apellido Campos, apodado “Gatillo loco”. Campos habría residido en Salsipuedes y sería el hermano de quien fuera Jefe de la policía de Río Ceballos, estando a cargo luego de la subcomisaria 4° del barrio Marqués de Sobremonte de la capital cordobesa. Su otro hermano Eduardo “Pipo” Campos (ya fallecido) se dedicó a la política y fundó la Unión Vecinal con la que en alianza con el Partido Justicialista logran arrebatarle la intendencia a la Unión Cívica Radical en esa localidad serrana. 

El segundo fue en octubre de 1989 cuando el dirigente radical de Renovación y Cambio, corriente interna de la UCR que había nacido en Rosario, precisamente con lo que se denominó el “Manifiesto de Rosario”, sufrió otro atentado. Este fue distinto: un explosivo voló varios ambientes de un departamento a metros del Congreso, que un correligionario le había prestado al entonces titular de la UCR para residir. No se encontraron responsables y nadie se atribuyó el hecho. Alfonsín había entregado el poder a Menem de manera anticipada en un contexto de hiperinflación y 13 paros generales realizados por el dirigente peronista nucleado en la CGT, Saúl Ubaldini. 

El tercero y último de los intentos de magnicidio que sufre Alfonsín ocurrió en la localidad bonaerense de San Nicolás de los Arroyos el 23 de febrero de 1991. En medio de un acto de campaña una persona de nombre Ismael Darío Abdalá intentó asesinar al ex presidente a pocos centímetros de distancia. El revolver –un 32 largo- se trabó, puesto que el tambor no giró detonando el proyectil dentro del arma. 

Era un día caluroso y convulsionado. Una huelga ferroviaria recorría el país de Carlos Saúl Menem con despedidos que se contaban de a miles, el salario docente cada vez más paupérrimo, mientras en Catamarca se entregaba Guillermo Luque, el asesino de María Soledad Morales. Y como si fuera poco en el concierto internacional EE.UU. le declaraba la guerra a Irak por su invasión de Kuwait.  

Abdalá que había revistado en Gendarmería Nacional –con un fugaz paso por la Iglesia Mormona- fue sobreseído porque no comprendía la criminalidad del acto, según las pericias psicológicas. Tres años después se suicidó.  

Carlos Saul Menem

Si bien el ex presidente ya fallecido no sufrió atentado directo alguno, no podemos olvidar el ataque a la Casa Rosada por parte de militares carapintadas y la muerte de su hijo Carlitos Menem Juniors. Cabe aclarar que la causa fue archivada y quien escribe esta nota sostiene –en virtud de información confidencial- que se trató de un accidente, dado que el primogénito del ex mandatario no sabía volar por instrumentos. La familia de Silvio Oltra (el otro acompañante fallecido) nunca hablo de asesinato.  

Cristina Fernandez de Kirchner 

En un marco de creciente crispación política, la profundización de la grieta entre el partido del gobierno y la principal coalición opositora y los discursos de odio que se han vertidos desde hace varios meses se llegó a una situación de máxima tensión en la casa de la actual vice presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner. 

En la noche de ayer, frente a su casa, en la intersección de las calles Uruguay y Juncal en pleno barrio porteño de la Recoleta, un hombre de nacional brasilera, de madre chilena y padre brasilero, intentó asesinar a la ex presidenta de la Nación con una pistola, la cual se trabó en su accionar. 

Se trata de Fernando André Sabag Montiel, de nacionalidad brasilera y 35 años de edad. En un allanamiento a su morada se le encontraron 100 proyectiles calibre 9mm repartidos en dos cajas de 50 cada una. 

El hecho de ayer es de suma gravedad y marca una clara advertencia a los dirigentes políticos. Hay un límite que no se puede pasar. Un magnicidio de tal naturaleza hubiera colocado al país en la antesala de una guerra civil. 

En ambos casos –el de Alfonsín y el Cristina- el móvil es el mismo: el odio.

Felizmente la mayoría de los dirigentes y periodistas opositores estuvieron a la altura de la circunstancia, sin dilaciones. Algo que se agradece y aporta un poco de aire fresco en medio de tanto agobio. 

Los que ponen en dudas los hechos provienen de personas trasnochadas que no tienen entidad política y no generan preocupación alguna. Llama si la atención el silencio de los libertarios. Eso si hace ruido. 

Intentos de magnicidios en la historia argentina

Carlos Pellegrini; Cristina Fernández de Kirchner; Domingo Faustino Sarmiento; Hipólito Irigoyen; José Figueroa Alcorta; Juan Domingo Perón; Juan Manuel de Rosas; Julio Argentino Roca; Manuel Quintana; Raúl Ricardo Alfonsín y Victorino De La Plaza.

Magnicidios internacionales

Anwar El Sadat (presidente de Egipto); John F. Kennedy (presidente de EE.UU.; Luis Donaldo Colosio (candidato a presidente de México; Luis Galán Sarmiento (candidato a presidente de Colombia) y Olof Palme (primer ministro de Suecia)

Fotos postales de la movilización de 50000 cordobesas y cordobesas (2 de setiembre 2022) en Córdoba en repudio al intento de magnicidio sobre CFK y en defensa de la democracia 

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Fotos @hacfotoclick