Brasil. Entre el fascismo y la democracia fallaron los pronósticos

“Menos conversación entre nosotros, más conversación con electores. Somos especialistas en ganar en segunda vuelta” fue lo primero que expresó Lula, apenas el lunes amaneció con el amargo sabor de una vez más en un ballotage. “Ya tenemos lo que hace falta para liberar a Brasil del autoritarismo, el chantaje y de la injusticia que tanto nos indigna” festejó Bolsonaro una vez más ante sus archienemigos políticos y sociales, apenas se bajó la espuma de los comicios que deja mucha tela para cortar, especular y analizar.

Diálogos 03/10/2022 Carlos Torino*
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Foto Press

Las elecciones confirmaron que el norte y el nordeste de esa extensa geografía, llamada República Federativa del Brasil, tiene el corazón y el voto para el partido de los trabajadores (PT). Allí, Lula es pasión. En tanto, el sur y el sureste brasileño corresponden a lo que Jair Bolsonaro pudo aglutinar bajo el sello del partido liberal (PL), al cual se afilió solo hace un año. 

En el norte, el PT le arrebató el estado de Ceará a Ciro Gomes y en el Amazonias, Lula ganó casi por un 50%. Es una región que concentra la mayor cantidad de estados, la menor renta y suma el apoyo, básicamente, de agricultores, ganaderos y mineros. Aún en esta maraña de empoderamiento al Paulista, hay un dato más que episódico: en Manaos, la ciudad emblemática del estado más grande del país, o sea la Amazonias, ganó Bolsonaro.

Por su parte, el militar, ahora aspirante a la reelección, ganó en el Sur. En San Pablo, su candidato, Tarciso Gomes Freitas que no vive allí sino en Río de Janeiro, se impuso a Fernando Haddad, que era la gran apuesta del PT en su alianza con el centro derecha para arrimar votos en la megapolis que siempre rechazo a Lula. Un gran llamado de atención del electorado porque el líder de centro derecha y ex gobernador de esa gran urbe, Gerardo Alckmin, fue sumado a la fórmula presidencial petista con ese fin electoral y ahora su candidato llega derrotado al ballotage para la disputa por la gobernación. El PL triunfó con sus listas para presidente y gobernadores en Río de Janeiro con una diferencia importante: 58% contra 27%. También ganó en Minas Gerais y su candidato a gobernador fue reelecto. Aquí un detalle: todo candidato que fue presidente siempre se impuso en este estado. Los veraneantes argentos deseosos de no ver populismo ni camporistas pueden quedarse tranquilos, ya que en Río Grande Del Sur y Santa Catarina también triunfaron las listas bolsonaristas. En esta compulsa electoral, el presidente se erigió cómo el gran referente de una derecha, que por lo menos se animó a declararse liberal. Bolsonaro es ya una realidad identitaria de la política brasileña.

Los números que fueron tirando los centros de cómputos han configurado un nuevo panorama político, que aleja tanto el triunfalismo lulista como la bravuconada bolsonarista de ensuciar el proceso electoral. El PT ganó catorce estados, mientras que el PL obtuvo doce. El 48,8% de los votos fueron para Lula y un 43,2% de los sufragios eligieron a Bolsonaro. Una diferencia de cinco puntos en un electorado de 156 millones de ciudadanos. Las encuestas daban una diferencia de 10% entre el petista y el liberal, pero una vez más fallaron los sondeos y defraudaron las expectativas. “Lula tiene favoritismo. Llega por delante, pero la disputa está abierta” sintetizó ante BBCMundo, el consultor Cristiano Noronha. 

En la segunda vuelta esa ventaja de Lula, que son seis millones de sufragios, será una pesada herencia para la derecha, si en masa los votantes de Ciro Gomes – 3.600.000 de electores- y de Simone Tebet – unos 4.900.00 votantes- trasladan su preferencia por el líder metalúrgico. Solo hay un pequeño detalle en esta traslación de voluntades. Resulta que los partidarios de Gomes son de izquierda, pero los de Tebet están alineados con el centro político y los agronegocios. Por lo que aquí cobra más trascendencia el 31% del electorado que no fue a votar. Esto en Brasil son 30 millones de personas. Desde ahí, es que aún se hable de una batalla de final abierto. De todas formas, la primera vuelta ya fue una polarización. Los dos principales candidatos fueron elegidos por el 92% del padrón y si la lógica dirige al proceso electoral, las chances del paulista crecen porque siempre llega con más posibilidades aquel que hay triunfado y más aún con esa diferencia. No hay más por dónde rascar votos. Así que el poder estará en los que no fueron y en los que replanteen sus preferencias a la luz de una nueva jornada electoral.

De todas maneras, hay que ver cómo quedó el Congreso, una cuestión no menor al momento de gobernar y aquí sí se puede justificar la sorpresa de los petistas el domingo a la noche. Bolsonaro obtuvo 98 Diputados, mucho más que en 2018 cuando su bancada sumó 33 congresistas. El PT logró 20 Diputados más y quedó con 78 legisladores. Con estos guarismos, la bancada que conformará el bolsonarismo será la más numerosa del oficialismo de los últimos 24 años en una Cámara de 513 miembros. Dónde sí será mayoría es en el Senado.

Para las semanas siguientes, el gobierno anunció el aumento de 400 a 600 reales del programa Auxilia Familia, destinado a personas en situación de vulnerabilidad socioeconómica, y se le adelantará el pago. Claro, el ballotage no puede esperar y Bolsonaro necesita del populismo, tan criticado, para subsistir en el poder. 

Para el diario español La Vanguardia “no se puede descartar una inesperada remontada de Bolsonaro” pero remarca que, sin duda, “será una disputa entre la izquierda y la derecha, la democracia y la intolerancia autoritaria, la razón y la paranoia” mientras se busca desentrañar qué pasó ante el derrumbe de una esperanza de triunfo en primera vuelta, desde el PT se va a militar en este tiempo que restan para el día crucial. “Nos queda estas tres semanas para demostrar el mal que le hizo Bolsonaro a Brasil” dijo en situación de recuperación de expectativas, el secretario general del PT, Paulo Teixera. Lula o Bolsonaro. Esa es la cuestión. Una elección que marcará el próximo tiempo político del continente. El único fuego, la única súplica es que la democracia le gane al fascismo.

*Lic. en Comunicación Social