Fernando González, testigo de la causa Diedrichs-Herrera en dialogo con Radio Sur deja sus impresiones sobre el final del juicio

Fernando "Chuzo" González, quien presenció de manera presencial, frente a Tribunales Federales de Córdoba, la lectura de la sentencia de la causa Diedrichs-Herrera el pasado 22 de febrero. Su testimonio sobre la desaparición de su padre Horario Mario González durante el juicio tuvo carácter reparador sentenció.

Diálogos 03/03/2021 MásDeAgencia MásDeAgencia
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Foto Gentileza Familia González

En díalogo con Tito Guzman de Radio Sur, Fernando Gonzáles señaló su primera impresión sobre su participacion en el juicio y la lectura de la sentencia "No solamente es uno es el que pasa por este juicio, sino un monton de compañeros y compañeras que estuvieron apoyando y bregando porque este jucio se desarrolle (.) muy feliz de poder encontrar justicIa sobre el secuestro y la desaparición de mi padre". 

En otro momento de la extensa entrevista Fernando dijo sobre los juicios que no hay una explicacion luego de 45 años de haber ocurrido los hechos, porque tanto tiempo de demora, el tiempo impone una impunidad biologica, los genocidas se estan muriendo y los testigos que pueden dar cuenta de los hechos tambien, al hacerla tan larga a la justicia, indefectiblemente parece que hay muchos intereses presentes para que estos juicios no lleguen a luz, no solo por los policias y militares sino por los civiles que fueron complices del terrorismo de estado, entre ellos menciona a Chiche Araoz.    

Fernando "Chuzo" González, es trabajador del Espacio Memoria La Perla, integrante del Colectivo por la Memoria de Unquillo y del Colectivo Más Democracia.

Entrevista completa acá

Trasncribimos nota publicada en Será Justicia Por Paula Uribe - con fecha del 03/12/2020 que da cuenta del testiminio de Fernando "Chuzo" González el dia 2 de diciembre.

Audiencia 13: Desgarradores relatos en la recta final de la etapa testimonial

Entrando en la recta final de la etapa testimonial del juicio Diedrich-Herrea, los primeros testigos brindaron declaración sobre la brutal persecución y represión a jóvenes universitarios en 1976. En este caso, Hugo José Oyarzo y Ana Del Valle Ramírez lo hicieron de forma remota mientras que Fernando González en sala.

González Fernando y Hugo José Oyarzo, testigos de la causa Diedrichs-Herrera
El proceso judicial que se compone a partir de la acumulación de las causas Diedrichs y Herrera entra en la recta final de la etapa testimonial. Se trata del duodécimo juicio de Lesa Humanidad en Córdoba. Juzga a 18 ex militares y policías por secuestros, torturas y homicidios durante el terrorismo de Estado en la Argentina. 

Esta emotiva jornada de este 2 de diciembre marcó el principio del fin de la etapa testimonial del juicio. En lo que resta de diciembre, podrán ampliar indagatorias los imputados que quieran hacerlo, se incorporarán pruebas y se desarrollarán las conclusiones finales.

La primera persona citada fue Fernando González, quien brindó su declaración de manera presencial frente al Tribunal sobre la desaparición de su padre Horario Mario González. 

“El terrorismo de Estado deja heridas que se abren y se cierran”

Fernando González inició su testimonio agradeciendo al Tribunal la oportunidad de poder contar su historia y lo que le pasó a su padre, Horacio González. Destacó el carácter reparador de los juicios, tanto para él como para toda su familia. También expresó el deseo de que a través de su historia se pueda aportar “a una democracia participativa e inclusiva que propusieron abuelas y madres de plaza de mayo”. 

En su relato detalló el secuestro de su padre la madrugada de 1976, en su casa ubicada en barrio Nueva Córdoba. “Esa noche estaban mis padres, mi hermano, mi tío Eduardo Comba, quien junto a mi madre me ayudaron a reconstruir lo que pasó”, sostuvo González. 

La madrugada del 27 de abril (1976) la familia González escuchó estacionar cinco automóviles “mi padre y mi tío ven bajar varias personas vestidas de civil y del ejército, automáticamente escapan por los techos”. Este grupo de personas entró a los golpes. “Mi padre siente, mientras huye, los gritos de mi madre y no se la bancó se volvió y a partir de ese momento no lo vimos más”, describió luego de que el fiscal Hairabedián le solicitara relatar lo sucedido aquel día. 

Horacio González –‘Chancho’, como le decían sus compañeros de militancia–, comenzó su participación política en la Juventud Peronista y luego en Montoneros. Actualmente continúa desaparecido. 

Sueños secuestrados

Al momento de su secuestro, Horacio trabajaba como gráfico linotipista en “Linotipia Mario Alberto González”. Un emprendimiento familiar fundado por su padre luego de retirarse del ejército con el cargo de suboficial en los sesenta. 

“Tenía muchos proyectos, muchos sueños que fueron secuestrados junto con él un 27 de abril de 1976. Esa madrugada era la noche de su cumpleaños, pude ver a través de otros testimonios que eso era una regularidad, como había un festejo aprovechaban para secuestrar”, apuntó en su testimonio. 

Luego del secuestro de su padre, se trasladan a la provincia de Chaco (Resistencia) junto a su madre y su hermano. En ese momento su abuelo, Mario González, se encargó de la búsqueda de su padre a través de entrevistas con sus ex camaradas de armas. Pero nunca obtuvieron respuestas. 

“A través de los años mi madre toma contacto con la hermana de un compañero de militancia de mi padre y le contó que vio a mi padre durante su secuestro”.
Horacio González
Según el testimonio de la joven, fue secuestrada al poco tiempo que Horacio. Mientras caminaba por el centro de la ciudad la subieron a un auto de forma violenta y “allí lo ve a mi papá muy golpeado». Y agregó: «Entre el forcejeo le preguntaron a mi padre si reconocía a la joven (era hermana de un militante, posiblemente de la misma organización)”.

“Las marcas del terrorismo de estado para mi familia son heridas que se abren y se cierran no únicamente a un tiempo personal, sino climas y contextos de época”, destacó. 

“Mi padre fue un desaparecido” 
Recién a sus 10 años, Fernando se enteró que su papá no había muerto en un accidente automovilístico, sino que estaba desaparecido. Después del juicio a las Juntas su madre decidió contarle la verdad. “Porque siempre vamos en relación a situaciones del país”, explicó el temor de su madre de revelar lo que le había pasado a su padre. 

“A los 16 años fui por primera vez a una marcha del 24 de marzo, junto con compañeros de la escuela Alejandro Carbó”. En su relato, Fernando recordó sus inicios como militante en el secundario, luego en la universidad y las secuelas de terror en su madre.

“Un día llego muy contento a mi casa para contarle que había sido elegido como secretaria general del centro de estudiantes de la facultad y vi como a mi madre se le desencajó el gesto”.
Horacio González
En su testimonio recordó a los compañeros de militancia de su padre, quienes junto a su familia lo ayudaron a construir la historia y vida de Horacio. “En estos años conocí a Néstor Baquier, quien me comentó que se enteró que mi padre había estado secuestrado 30 días y que conocía el lugar donde estuvo secuestrado”. Además, destacó que el objetivo de militancia de su padre era la rebeldía contra la injusticia creciente la ausencia de democracia la violencia política “ese era él”. 

Su familia padeció por muchos años la impunidad, donde el anhelo de justicia se alejaba cada vez más. “(…) Que esté hoy declarando en lugar de mi madre aquí sentada, porque esto que pasó a unos nos impulsa a luchar por nuestros derechos y otros los detiene en el tiempo porque es tal el horror y el dolor”. 

La impunidad biológica

En el cierre de su declaración, una de las principales en esta recta final de la etapa testimonial, destacó la importancia de los juicios: “(…) Por más que hubo un grupo de personas un Estado que se creyó vencedor y que hoy está sentado en el banquillo. Pero que pese al veredicto que ustedes den del juicio (Tribunal) la sociedad sabe que son culpables”.

También apuntó a la impunidad biológica que atraviesan estos procesos judiciales. Finalmente, denunció a los cómplices civiles como Julio Cèsar “Chiche” Aráoz, la familia Palacios y el juez federal Luis Rueda. 

“Que este juicio y que la memoria de mi padre nos empujen a construir esa democracia por los 30.000 compañeros desaparecidos, por los 45 millones de argentinos y argentinas y por los tres pilares que sustentan nuestra democracia: memoria, verdad y justicia”.